Las palabras tienen poder, ya que nos ayudan a conectar con las personas, a designar y darle forma a lo que nos rodea, pero no se debe olvidar tampoco el papel de ese diálogo interno, y de la necesidad de cuidar esas palabras que nos decimos a nosotros mismos.
Nuestras palabras tienen el poder de crear y el poder de destruir, cualquier palabra fuera de lugar o que pueda generar algún tipo de malentendido, quizás provoque la ruptura de vínculos afectivos, pero, el poder de las palabras es mucho más poderoso, su capacidad de crear y de destruir también es aplicable a nosotros mismos, debemos aprender a darnos el valor que merecemos mediante un «micro-diálogo» que nos permita construirnos a nosotros mismos ya que, las palabras presentan una trascendencia inmensa para nuestro bienestar psicológico.